Jose Raul Morales Cornejo

Amantes

¡Qué tengo una amante!, quizás, tal vez, ¿pero amante?... amante el colibrí que vuela de flor en flor, o la luna y el sol

que se funden en uno solo hasta formar un eclipse sin importar si les ve Venus o Marte.

Amante la lluvia que se consume en la tierra, una y otra vez hasta convertirse en fango.

Amante el aire, que acaricia todas las flores hasta que caen degradándose en el suelo.

¿Qué es una cualquiera? qué más da, también quien se sueña en otros brazos, hasta derretirse en esa piel comete pecado.

¿Qué sería del ser humano sin deseos, sin pasión? tú deja que hablen, lo que no saben es que a cada encuentro nuestro, nos convertimos en un par de catarinas y nos gusta escondernos entre las hojas de cualquier árbol.

Tampoco saben que al unirnos nos convertimos en leños, leños ardientes que respiran al explotar en un sin fin de pequeñas brasas,  cual suspiros  nuestros, suspiros, que no me dejan besarte.

¡Qué tengo una amante!... no importa el qué dirán, aún separados, nuestras almas están unidas.

Sí, tengo una amante, pero yo no sabía que una relación tan linda como la nuestra llevara el título de amantes.