ivayala

DOS QUERUBINES

PARA MIS HIJOS 
Sonoros, dulces ruiseñores.
Quedó la selva callada,
y a su ventana, entre flores,
no salen mis enamorados.

Luna, que en marco de plata
su rostro copiabas antes,
si hoy tu cristal lo retrata, 
luna no la espantes.

Al pie de su lecho queda
y aguarda a que enpunto esté, coqueto RETOÑO de seda que oprimes sus blancos pies...

A dos dulces amores por ese tan bello suspiro de amor a esos blanquitos pedacitos de cielo hechos bendición.