Sierdi

PÁVIDOS RECUERDOS DE UN ENAMORADO

 

Ayer, fracasó, mi obra.

Hoy, lo de tonto, me sobra.

¡Perdonen! pero, ese no es el caso.

El tiempo, se la llevó, al ocaso.

 

¿Cuántas veces, le aplaudí, a la luna?

Cuando me acuciaba, acicalada, ¡Ninguna!

Porque, mis manos tenían temor, de aplaudirle.

Nunca entendí su extraño mundo, tan sensible.

 

Como cuando, desanimada, se vació la luna.

Así, desfiló, la princesa, apagándome sus fanales.

Se cansó, porque no eran suficientes mis caricias focales.

Carecí, de valentía. Y de arrojo.

Temblaba, temeroso, al mirarle, sus expresivos, lindos ojos.

 

Mi desprecio, indignante, lo acepto.

Y pagué, el precio fulminante, sin su afecto.          

Como, desairada flor del desierto.

sin cortejo. En el vacío del silencio.