DianaReydz

ObsesiĆ³n.

Aún puedo ver el color de sus ojos.
Tan bello y tan poco común.

 

Su caballerosidad y astucia.

 


Yo, tenía 24 años cuando lo conocí.
O más bien, cuando él se acercó a mi.

 


Su apariencia era tan buena.
Quién podría sospechar otra cosa.
Ayudaba a la gente necesitada
y no decía palabras obscenas.

 


La admiración me atrajo a él...
Como un imán atrae al metal.

 


Y es que, la soledad para mí era cruel
y sentirme querida fue fatal.

 

 


Sin darme cuenta, fui sucumbiendo.
Y después, no hubo marcha atrás.

 

 


Al principio, el que él estuviera
siempre ahí, para mi,
no era raro o molesto.

 

 


Sin embargo, cuando me obtuvo,
(Por así decirlo) todo cambio
y sin saber cómo huir.
En un objeto de su propiedad, me volví.

 

 


Tuve miedo, con él conocí muy bien,
lo que es el horror psicológico.
Pero también, lo que es querer
luchar por la libertad que has perdido.

 

 


Yo era su obsesión placentera...
Pues él me vigilaba y
siempre estaba cerca
para cuando del trabajo saliera.

 

 


No me declaro inocente.
Ni tampoco puedo decir que del todo débil.
Solo que, él perturbaba y seducía muy bien mi mente.
Pero hasta un animal atado o encerrado,
siempre busca cómo salir.

 


La primera guerra fue conmigo,
no sabía cómo estar en control, lo admito.
Llegué a creerme la idea
de que él estaba bien y yo mal.

 

 


Yo era su mascota... Su puta.
Y es que, por placer se permiten tantas cosas.
Y él se aprovechó de una de mis sombras.

 

 


Pero la alumna, suele superar al maestro.

 

 


Y...
O eres tú o el verdugo.

 


O alzas el rostro o quedas anclada al suelo.

 


Supongo que, al no poder someterme,
al rebelarme, al mostrarle mi fuerza...
Como juguete perdí el encanto.
Afortunadamente.

 

 


Y cuando por fin logré
que me dejara en paz...
Entendí el verdadero significado
de ese palabra.

 

 


Y hoy sé que a veces el dolor
no saca siempre lo mejor de uno.

 

 

Con él aprendí lo que es odiar,
lo que es querer aniquilar.

 


Y pude hacerlo.
Pero preferí que viviera.

 

 


Porque lo único que no perdí,
en el medio de la batalla,
es el creer que existe alguien
que lleva nuestras cuentas y un día las cobra,
y que lo que uno siembra cosecha.

 

 


By Diana Janeth Reyes Diáz.
(Diana Reydz)

 


Publicado el 05/03/22

 

08:31am

 

 

 

 

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