walter rafael aguero gomez

Vencer el tĂșnel, lucha permanente.

 

 

Escapé

de aquella habitación oscura

adornada de murciélagos

que me inocularon el virus del miedo.

Sobreviví

a ese túnel interminable

cubierto de ruidos confusos

que me invocaban el terror.

La pequeña luz de una vela

me acompañaba

mientras jugaba con el sueño

de existir libremente.

La vida

mar de interminables olas,

simples perturbaciones sin control.

Existir,

adaptarse al vaivén

de la infinita incertidumbre.

La orilla vestida de arena

recibe un leve rayo de luz;

discreta y sencilla

acaricia un nuevo amanecer

envuelto en la duda

de múltiples matices.

Me levanté

con la fuerza del Altísimo;

lancé la red donde tanto lo intenté,

hasta pescar el amor, la alegría y la paz.

Escalé la dificultad

cargado de felicidad.

Soy el protagonista de mi existencia,

con una actuación única e irrepetible.

Algunos actores rechazaron mi guión,

antes de su emocionante realización.

Las bestias de mis temores

 las vencí con una resistencia ilimitada,

medicina ajena a lo material, 

a rituales mágicos;

brotó de la profundidad de mi corazón,

donde mora la confianza,

simple mirada refugiada en mí.

Con alma de niño

hoy me asomo a la verdad.

El conocimiento,

el verdadero tesoro.

Huyo de la tragedia

de morir en vida.

Aprendí a reír, amar y soñar.