Hoy la luna frunce el ceño de nuevo
Pues una vez más la perturbo con el interludio de mi llanto
Alzo mi voz hasta ella, para llegar hasta ti
Pero mi respiración se corta y mis palabras se quiebran
Mi débil voluntad se desvanece a medio canto
Pues a la vuelta de mi coro, recuerdo que no estás.
Eres la conductora de mi melancolía
En este viaje infinito sin ni un ápice de alegría
Tu adiós cortante se llevó mi sonrisa
Soplaste cual brisa en horas de la mañana
Dejando entrar el frío aire por mi ventana
Y dejándome solo, sin tu calor
Sin las dulces caricias que me llenaban de vida
Sin tu dulce voz en mi oído diciendo que eres mía.