MUCHO, POCO Y NADA
Mucho, más que mucho, es demasiado;
y demasiado es bastante, pero, insuficiente;
es preferible poco, pero bueno, infinitamente,
a mucho, demasiado o bastante, si no es motivado.
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En los cálidos veranos o en los más fríos inviernos,
en espacios pequeños o en la infinita esfera de los cielos,
en delirantes sueños o en los más apasionados anhelos,
siempre, lo bueno, si es breve, ¡es dos veces bueno!
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No es tan importante cuánto dolor hemos soportado,
ni cuán ensombrecidos son oscuros futuros inciertos;
en románticos cielos o en sufrientes infiernos yertos,
es importante sentirse, por los demás, ser bien amado,
pero es más importante ¡en cómo uno se ha entregado!
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Y en ese continuo tejido de sensaciones -cual telaraña-
de encontradas emociones y sentimientos tan diversos,
uno aprende, se apasiona y escribe algunos pocos versos,
entendiendo que, si es cuestión de amor, cuando abunda, no daña.
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Eduardo Faucheux
22-02-2022