Bernardo R. Villatoro

¡Despertar!

Intentar plasmar en palabras el significado de un sentimiento, no es sólo una labor titánica sino imposible, no se puede. Sin embargo, en menester de lo que nos hemos ido convirtiendo día a día, me siento con la obligación de escribir lo siguiente con respecto a nuestra deshumanización.

Hay momentos en los que uno desea que las noticias fueran sino otro capítulo de una serie de horror de televisión, cómo es posible que lleguemos a actuar con tanto dolo y de vernos como simples objetos. Pero la pregunta o reflexión no es para el agresor, sino para la víctima o quienes viven con ella.

¿Cuándo y cómo aprendimos a ignorar, a dejar de importarnos?, hoy podemos ver en las famosas redes sociales una publicación de burla a un lado de otra que su contenido puede ser perturbador, pero ambas se toman con la misma calma, se ve, se lee y se desecha, pueden pasar dos cosas, compartirlo o continuar fisgoneando más novedades.

Los depredadores están en su apogeo, no hay mejor época que la actual desde Calígula, y con esto me refiero al aspecto de la perversión de o en, una época, pues estamos tan cegados e inmersos en situaciones más efímeras que nunca. Cómo nos puede importar más el qué auto se va a estrenar, qué teléfono debemos comprar o qué publicación será el siguiente trending topic, en lugar de preocuparnos por mejorar el entorno; tanto individual y familiar como social.

Debemos; primero, cambiar nuestros hábitos nocivos en actividades que nos hagan ser más consientes como seres humanos. Decimos, casi siempre, por qué no nací en equis lugar, donde todo está en orden, y por qué entonces no hacemos que esto pase aquí en casa, ¡así de sencillo!

Si tienes hijos, edúcalos con valores de respeto y conciencia social, si eres un joven, aprende a valorar a los mayores así como a tus compañeros de misma edad y cuidar de los menores, cultivarse uno mismo en los valores y la conciencia. Ya que esa equis sociedad no se formó de la noche a la mañana y tampoco fue un gobernante quién puso el orden, ¡claro que no!, nació de la misma sociedad; del vecino, del maestro, del barrendero, del policía, del funcionario, de la gente de barrio, de uno mismo (principalmente), nació del hastío de ser una sociedad irresponsable y arbitraria, no hay utopías si una comunidad piensa en beneficio de todos.

Que deseamos que paren los secuestros, entonces creemos condiciones óptimas de trabajo; no queremos que desaparezcan más infantes, hagamos los parques, las escuelas más seguras, pero hablo de que nosotros seamos esa seguridad, le enseñemos a los menores cómo deben actuar, qué deben hacer y qué deben evitar; buscamos que ya no se maltraten a las mujeres y personas adultas; empecemos en casa, ayudemos en los quehaceres, cumplamos con lo que se nos pide, escuchemos al abuelo (a), ayudemos al vecino de edad avanzada. Mujeres, desean ser respetadas, no sólo se trata de crecer y competir en contra del sexo opuesto, no, es mejor buscar cómo trabajar de manera homogénea, de iguales. Seamos conscientes de que cada acción le corresponde una reacción, de que pueden pensar mejor dos mentes que una.

Mis queridos semejantes, sexo masculino, aprendamos a enseñar, a demostrar que nos interesa formar una sociedad de honestidad, de igualdad y de sana competitividad. Infundamos el valor a nuestros más allegados, si tenemos familia, apoyémoslos inculcando en ellos la autoconfianza y que podemos vivir en armonía los unos con los otros.

A nuestra sociedad, no queda más que pedir que veamos las cosas como son, y como dice una frase de un texto sagrado: darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Es hora de educarnos que las redes sociales, el internet, la televisión, la música, el teatro, los libros, son solamente entretenimiento y no es la vida real ni que tampoco la va a suplir, aprendamos a diferenciar, aprendamos a valorar, aprendamos a compartir, a apoyarnos, a valorarnos y a crecer juntos.

No pases más tiempo en una realidad virtual, pero tampoco vivas en una realidad ignorando su entorno, aprendamos a vivir (porque es inevitable) entre ambos mundos, pues ahora esta globalización nos ayuda a estar más cerca y ver qué hacen en otros puntos lejanos y así poder mejorar nuestro entorno local.

Despertemos y seamos libres, pero responsables y conscientes, ya somos una sociedad multicultural, o mejor dicho una sola cultura mundial, y omnipresente, avancemos evitemos el deshumanizarnos más y caer en el fondo de la decadencia.

 

Sinceramente,

Bernardo R. Villatoro