Raúl Carreras

Adiós

Las yemas de tus dedos,
astillas indecisas,
al tacto con mi piel
sañudas me lastiman.

El soplo de tu boca,
aliento que suspira
palabras amorosas,
mi oído contamina.

Tu lengua carmesí,
si urgente se desliza
buscando mi lujuria,
sin duda me desquicia.

El hielo de tus ojos,
que apáticos esquivan
la unión con mi mirada,
impávidos me humillan.

Del cuerpo tu perfume,
esencia fidedigna
del tóxico veneno,
hipnótico me hechiza.

Que estés en mi presencia
socava mis heridas
al ver que todo en ti
proyecta una mentira.

Si en cambio estás ausente
y lejos de mi vida
añoro cada instante
de aquella pantomima.

No sé qué duele más,
si verte o ver tu huida,
quizás que nunca más
disfrute tus caricias.