Paco Jose Gonzalez

ATALAYA PERDIDA (poema de amor hiriente)

 

¡Oye!, desertora intima y marcial,

 observa la mar brava desde el mirador,

Allí me enamoré y brotó otra vida,

La comunión sagrada  de la entrega,

De mi corazón se fueron los cuervos,

Y cruzaron el cristal que separa mi cordura

De mi vida.

Poeta roto… y partí mi juramento

Como un café sin cafeína,

Yo soñaba con luces azules y asesinas,

con verbos de cristal,

con el cordero áureo,

y escapar de tus caricias….

 “El Síndrome de Stendhal” me abatía.

 

¡Oye!, mira el plomo aquí en mis brazos,

Y mi ser a la deriva, resignado , ¡cuerpo a tierra!,

Claudico buscando penas,

Tan dulces tan como palabras cainitas,

repetiré tu canción detrás de ventanas muy heridas…

Yen mis mañanas de tu ausencia ,

Brillantes como la lluvia acomplejada de los ”Muelles de Lagos”,

Donde las niñas se vendían

Por un poco de pescado,

 Y leche condensada…

 

Eres existir en abstracto,

Buscar conchas en la arena,

Adentrarme en los espejos,

Que sin tu presencia te reflejan,

Orson Welles vino a salir de dudas…

¡ oh!, Dama De Shanghái,

Ibérica y Divina.

 

Eres la belleza que nunca regresará

A mi Atalaya encendida,

Faro que alumbra de noche,

A las gaviotas perdidas,

A los Albatros que también…

Carecen de tu titánica sonrisa.

 

Paco José González