Ruth García

Anhelo.

Anhelo el día, cuando el alcohol toque

los labios resecos y las lágrimas destruyan

el maquillaje del rostro perfecto.

 

Cuando la voluntad se quiebre y deje salir

el niño que lleva dentro.

Anhelo el día donde un coma etílico

sea el final correcto.

 

Donde la habitación ya sea chica para llorar

el amargo dolor y la agonía de una muerte

lenta le robe la vida ¡al frágil corazón!.

 

Anhelo el día final, cuando la sangre fría

de esta alma podrida deje de circular.

Y entre rosas frescas la conciencia

sea el enemigo de quien causó tanto mal.

 

La noche sea testigo del juego perdido

entre el alcohol y el rehabilitado sin ninguna ilusión.

 

Anhelo el día, que sin previo aviso deja

un hueco para después volverse olvido.

Un olvido frío pero... ideal.