Mi corazón lo sabe,
siempre lo supo...
nunca fue mío,
siempre fue tuyo.
Antes de amarte,
era una estatua viviente,
hueca, sin nombre,
con hambre de amor.
Mi corazón lo sabe,
lo supo naturalmente;
así como aprendió a latir,
también aprendió a quererte.
Mi corazón lo sabe...
sabe que giras en él,
como si fueras mi sangre;
estás en todas partes,
como el aire,
y te vivo al respirarte.
Y yo te sé,
y tú me sabes... como nadie.
—Felicio Flores.