Hoy tracé en las hojas tu bella compostura,
desenredé a la enredadera, tal como ella era,
limpié la blancura del sol, que dulce decolora,
mojé el suelo que la lluvia llena de goteras,
alimenté a las praderas con alfarjes de venturas,
rasgué al arcoíris, para darte uno a uno su textura,
busqué en el bosque, la luz que la rama esconde,
canté los cantos que los niños tiernos cantan,
caminé por el filo del camino nunca andado,
aspiré los sueños de los amantes nunca dados,
reparé los errores de las guerras de señores,
mitigué el dolor de la extinción de mil especies,
albergué en mi alma la verdad que fue callada,
y así seguí los sueños que me llevan a mi amada.
Andrés Romo