Tan pequeña y de patas tan flacas,
cuánto peso carga. Qué nerviosa,
trabaja noche y día; no descansa.
Carga, arrastra, lleva, trae…
Cerca del hormiguero murió una;
creo que no habrá funeral.
Las otras pasan y la ignoran,
como si dijeran:
—¡Sigan, sigan; hay que trabajar!
Así se les va la vida,
yendo de aquí para allá,
marchando en fila india,
porque la noria no puede parar.
No les queda nada
si les quitas el trabajo.
Soy como ellas al final:
menos domingos ni feriados.
—Felicio Flores.