Ginny

Te doy

Te doy abril, verde y bueno; y mientras tanto,                                            

hurgo en los minutos del viejo marzo – demasiado eterno -                                   

desnudando las sílabas que reclamó para sí el silencio

cuando la luna – creciente- aún escondía tu rostro

tras una cascada de verbos disfrazados y perversos.

 

Te doy la luna, blanca y buena; como sábana de lino

y reposo de nuestros cuerpos – demasiado sedientos –

arropando las ausencias que cuelgan como lastres en el tiempo

cuando el mar – ese tan tierno - hurta tu imagen

tras su abismo incólume de sereno y de misterio.

 

Te doy el mar, azul y bueno; como refugio distraído,

de las horas extraviadas sin tenernos – demasiado largas –

desanudando las vallas que tras la dura ventisca aún tenemos

cuando tu sonrisa – de tus ojos a tu boca -  oculta mis playas

tras la serena bruma que me envuelve con tu pelo.  

 

Te lo doy todo, los minutos de abril, la luna, el mar y

casi el último vestigio de un mayo ensordecedor

al final bueno y nuestro, como un buen augurio

para la ronda mágica de los ciclos eternos de

otra luna y otro mar… pero por siempre nuestros.