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Carelia, la gitana...

Carelia, la gitana…

si…

así se llamaba la cubana,

la que un día conocí… por mandato del destino…

porque lo quiso Dios,

por una extraña razón…inexplicable.

 

Llegó a mi vida…sí,

como dulce coincidencia,

como un misterio insondable.

Esa exacta concurrencia…

que parece que no pasa …pero pasa

en el preciso instante… donde te cambia la existencia.

Y sucede sin pensarlo…sin haberlo imaginado…

sin calcularlo.

Ese justo momento…mágico…

como si fuese un milagro…

un suceso prodigioso…que todo llega a renovarlo.

 

Y tropecé con ella en el tiempo preciso,

cuando todo parecía irreversible…

cuando la traición arrasaba con la última ilusión…

dejando el corazón despedazado…

cuando parecía que se había terminado…

con los sueños rasgados…y la voluntad deshecha.

 

Como una chispa surgió…de las tinieblas del despecho,

como una caricia de alivio…en un vendaval de dudas,

con la sutileza de la brisa…después del turbión de la incertidumbre,

como un ave de paz…surco mi desconsuelo…y me prestó su vuelo,

y me llenó de aliento,

me rescató de las sombras de la impotencia,

y me ofreció sus alas…para evadir la tristeza.

 

Me observó fijamente…con su sencillez inmaculada…

y estremeció mi alma.

Mi razón indomable ya no pudo resistirse…

ella supo redimirme…con tan solo un parpadeo…

y conquistó mi desconfianza.

Me percibí algo sensible…pero sin miedo,

me levantó de las cenizas…me rescató de la angustia…

y me sentí seguro.

Le mostré mis heridas…y aplacó el dolor…con su bella sonrisa.

 

Empecé a sentirme cautivado…antojado de su cuidado.

Me contagio de la pasión…que se alojaba en su mirada,

y nació en mi…un apego indefinible…que no he podido compensarle.

 

Así surgió nuestra aventura…como un cuento,

una historia de amor suspendida…

por capricho del destino…

ese dichoso destino que por mandato

irrumpió en nuestro camino.

 

 

Continuará…