Domar mis pensamientos
y refrenar mi lengua
para evitar incendio,
para evitar la guerra:
es limpiarme por dentro
depurando las penas
que acarrean tormentos
implantando ceguera.
Una palabra al viento
genera un huracán
de escala gigantesca
en el interno mar.
¡Malditos pensamientos
nacidos en la bruma,
desafiando a la luz
y todo orden correcto!
Todo cuánto tú sepas
lo empleará en tu contra.
No sirve que te escondas,
ni incluso bajo piedras...
¡Es ella sigilosa
como una sombra negra!
¿Quién podrá domar a una
y refrenar a la otra?
Muchos llegan a la urna
con esperanzas rotas,
sin poder hallar cura
o una agradable nota,
que eleve a las alturas
su alma como gaviota.
La mente es estratega
la lengua kamikaze,
y ambas son un problema
si se unen en combate...
Pueden servir al prójimo
o a ti mismo destruirte:
armas de doble filo,
que bien pueden servirte
si las domas a tiempo
sin que te perjudiquen.
W.M®