Para complacer al maldito desvelo voy a tocar tú ausencia, voy a acariciar tú pelo mientras las piedras acarician a las olas.
Voy a pensarte aunque no debo, y me alegraré al dañar a la memoria como se alegra la flor al nacer todos los días.
No trataré de besarte pues sé que en el acto me despertaré del sueño y volveré a la cruda realidad del mundo y de no tenerte a mi lado.
No trataré siquiera de odiarte, mucho menos de amarte, si lo intento no es de verdad, solo serían argumentos para ser yo contigo.
Sí te veré, y espero que no sea con mi oscuro lado cobarde, para no decirte en palabras, para hablarte con los ojos como la abeja le habla al árbol.
Sí intentaré no recordar, y tampoco hacerlo; para quererte a la mitad de lo que te quería, y así entregar sólo lo necesario.
Miraré tú rostro de abril, tú lindo rostro de abril mientras pienso en octubre lo doloroso que fué el verano último desde que nos marchamos.