[email protected]

NOCHE MAGICA 1983

Enciendo el vigésimo cigarrillo de esta noche yo se que esta es una adicción que esconde ansiedades. Apollado en la muralla que bordea la costanera, pequeñas olas amarronadas repiquetean. Sin embargo hoy el río de la plata no me parece sucio ni letrinoso, más bien me resulta un océano profundo y azul. Hoy nada me parece doloroso ni triste. Atrás quedaron las patadas en la espalda, los gritos de puto, inverbe, los golpes con la culata del fusil. Me vistieron de verde obligatoriamente, 18 años y ya sabía que nunca sería parte de ese engranaje lamentable y vetusto. Ellos nunca supieron quien era. Nunca se preocuparon por entendernos, por eso nunca pudieron hacernos escupir el alma. Nunca se enteraron que como yo había muchos que sabíamos que ellos eran los estúpidos, dogmáticos sin cerebro. Será por eso que hicieron una guerra sin plan de guerra, sin importar el hambre y la muerte de tantos adolescentes. Pero ellos ya saben que perdieron el mundo entero lo sabe. Pero en realidad estos idiotas serviles y manipulados hoy no vienen al caso de su ocaso. Hoy me siento renacer a mis veintitrés años,  por fin salgo desde adentro de mi mismo, ya no necesito provocar peleas callejeras para sentirme guapo que en realidad significa exteriorizar la represión de años. Era un joven de 14 años cuando por miedo queme las fotos de Evita y del Che, pero nunca olvide sus miradas desafiantes e irreverentes.

Hoy este Buenos Aires me parece lleno de duendes y canciones. 

Un líder se seca la transpiración, este hombre recita el preámbulo de la constitución y una multitud delira de esperanza. 

Esta noche eterna, mágica de  1983....