Mi anhelo fue tu anhelo, y juntos lo bordamos;
hicimos acuarelas, de fe, con devoción;
y templos eregimos, en donde la pasión
sería el aleluya de amor que nos juramos.
Breviarios del ensueño los dos elaboramos,
haciendo un padre nuestro, con luz angelical;
en donde sonaría la flauta celestial
con las sublimes notas del sueño que soñamos.
¡Aquel divino trino de música coral,
de nuestros corazones, un día lo borramos;
y nuestros juramentos, de pronto los negamos
llenando nuestros pechos de gran desilusión;
borrando de la mente la mística canción
de aquel hermoso idilio, que tanto disfrutamos!
Autor: Aníbal Rodríguez.