Gelzaros

EN EL PRINCIPIO FUISTE TÚ ...

 

Con la ingenua mirada de los niños;

el extraño enigma de tu sonrisa;

los juncos al moverse con la brisa

y la picaresca de nuestros guiños,

 

recuerdo aquel ajustado corpiño

que ya ibas desabrochando sin prisa,

temblando, por sentirte muy indecisa

de, si yo, merecía tu cariño.

 

Pero, cuando esas manos adoradas

mi enrojecido rostro acariciaban

y yo las percibía apasionadas,

 

entonces vi a dos seres que se ansiaban,

con sus defensas ya abandonadas

y con espíritus que comulgaban.