Edel Vicente González Pérez

En la playa

Aquel domingo en la playa,

-para obviar el desvarío-

con serenidad y brío

fuimos orilla y toalla.

 

Bajo de la uva caleta,

frente a las olas del mar

y sin mucho en que pensar

besé aquella boca inquieta.

 

Fue un beso de amor ardiente

que desmoronó mis miedos,

muto de momentos quedos

a pasión y ansia ferviente.

 

Dulces labios de miel pura

arrebatan mis sentidos

y sordo a todos los ruidos

fantaseo en mi locura.

 

La beso una y otra vez

y nos sorprende la tarde

dos entre la llama que arde

y para siempre tal vez.