Muy callada está esta noche, y yo esperándote.
En este silencio oscuro y frío se contrae mi ser.
Esperando estuve y allí, te vi correr ocultándote.
Este mundo es tan chico que, te iba ver aparecer.
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De nada vale que de mí te ocultes, mil ojos te ven.
Revive el viejo dicho: pueblo chico infierno grande.
Hasta el huraño silencio de la noche, me dice amén.
Ni el frío, ni el profundo dolor, me impiden que ande.
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Escucho cerca los ecos de tu corazón y el mío se agita.
Son fantasías de los amantes, arguyen, los sin corazón.
Ruego al Señor que, verte y hablarte hoy, me permita.
Quiero saber qué te pasa, necesito me des, una razón.
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Dicen los viejos que, ausencia es olvido, espero que no.
Trata mi razón de volverse ciega, pero es grave insulto.
Una voz gritó: “No se es, lo que no es”, ello, me asustó.
Una mente minuciosa puede descubrir hasta lo oculto.
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Tú puedes caminar en las tinieblas, pero no tu corazón.
Él conoce los arcanos secretos de tu manera de amar.
Esconder y ocultar, siempre lo intentarás con tu razón,
pero, el amor es imprudente y se tiene que expresar.
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¡Todo amante debe saber que el amor no se esconde,
ante el sentir de un amante, el otro seguro responde!