¿Sabe usted?
Yo no le quiero .
Quiero sus ojos grises,
y esa dulce esperanza,
que impregna el nublado cielo de los míos…
No, no le quiero.
Quiero sus manos,
y el edificio grande,
que construyen …
No le quiero. No.
Solo observo y estudio su belleza,
ese misterio extraño que estremece,
como el ciego que ve por vez primera,
la magnificencia de la luna y la estrellas,
en la obscuridad de alguna noche...
No le quiero. No.
Quiero la seda de su voz,
de susurro inquietante,
su sonrisa de niño,
su valor de gigante…
No le quiero.
Quiero el camino que comparte conmigo,
esta senda anfractuosa de la vida,
cogido de mi mano,
apretándola fuerte,
seguro de los dos,
de usted,
de mí,
del mutuo amor,
un sentimiento que canta,
que sueña,
que florece…