José Luis Barrientos León

Ella

 

Ella me ofrece la noche para teñir los sueños

Con su amor que es quietud y fuego

Latido en las venas que proclaman el eco

De un corazón que incendia la sangre

Propagando su aliento

 

Me sentaré a tu lado hasta quedar somnoliento

Acariciando tu alma, arropando tus senos

Sacudiendo el polvo que nos dejó los esfuerzos

Al forjar el camino, transitando el sendero

 

Ella es nostalgia en el tiempo, recostada a mi pecho

Cantando aleluyas cuando vence sus miedos

Rebosante de aromas cuando acerco mis dedos

A la piel que la cubre como manto de espejos

 

Me acostaré a tu lado hasta sucumbir de deseo

Cuando mi palma inocente redescubra tu vientre

De mujer, de quimera, de calma y entrega

Donde nazco y engendro

 

Ella es calma y sosiego de mis noches en vela

Paciencia de madre tierra fecundando la era

Fidelidad del latido que me ofrenda la vida

Vos y sendero que descubre mi alma

Para abandonar el exilio que me impuso la nostalgia

 

Me rendiré a su sonrisa que sacude mi esencia

Hasta sumergirme profundo en su ser y su vientre

Arropando mi espíritu con su aliento y aroma

Hasta entregar en silencio mi humanidad

Mi ser y mis horas