Rafael Huertes Lacalle

HIELA EL ALMA EN ESTE INVIERNO

Ahora, cuando el duro frío

hiela el alma y rompe sueños;

no hay corazones floridos,

no hay abrazos, ya no hay besos,

solo suspiros y aromas,

dulces y alegres recuerdos

de Navidades felices

y felices Años Nuevos.

 

Aquellos en que era normal

cenar junto a los abuelos;

en la casa o en el campo,

en el piso o yendo al pueblo,

todo esplendor y alegría…

todo inmenso y sin saberlo.

 

Vagábamos entre risas

entre bailes y gorjeos;

todo era gala y jolgorio

al calor de un gran fuego,

el que brinda la familia

juntos en torno al brasero,

o a las ascuas y el rescoldo

de la hoguera y entre juegos.

 

Eran jardines de rosas

que ataviaban el invierno;

engalanaban Navidad;

despedían año viejo.

 

Ahora es todo árido y un

triste camino desierto,

vertiendo sangre a ríos

en este maltrecho invierno,

al que imploro en plegaria

la llegada del año Nuevo,

cargado con esperanza,

dando vida a nuestros sueños,

mostrando de nuevo la luz

oculta con el gran velo

de este dolor infligido

por la enfermedad y el duelo.

 

¡Oh luz..., fotosíntesis,

trae vida en Año Nuevo!.

Torna a jardines de rosas

lo que ha sido un desierto;

en un año para olvidar,

aunque nadie pueda hacerlo.

Y no vengas con tragedia,

elegía y cruel cuento,

ven con lírica poética

donde “La Vida” sea verso,

alabanza y exaltación,

dulce amor en el soneto.

Y no recites lo escrito

por el poeta ya muerto:

“Si así Dios lo ha querido,

así debería serlo”.

Mi juicio, no aseverará

el contenido de esos versos;

porque no hay Padre que quiera

ver a su hijo triste o muerto,

ni Artista que destroce

su cuadro más perfecto.

                                                                    23 de diciembre 2.020