Alberto Escobar

¿Recuerdas?

 

Quien busca encuentra,
tarde o temprano.
Quien encuentra se sienta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ayer leí a Sefert.
Mientras leía y mientras sus palabras
volaban por entre mis pensamientos
pensé en lo que nos pasó, ese día ¿Recuerdas?
Ese día que te miré desde lejos,
tú con tu perro, de brinco en brinco
y yo viniendo, a cierta velocidad, andando
por el carril bici que pasa por debajo 
del puente ¿Recuerdas?
Entre perro y perro levantaste la mirada,
yo venía de frente y no pudiste menos que verme,
te noté la sorpresa en los ojos, esa sorpresa
que se cierne en la mirada de un cervatillo
cuando la hiena es olida a lo lejos, sí esa, así.
Se te escapó entre miradas y reojos una sonrisa,
una mueca ligera, casi imperceptible, alegría,
te imaginé que ese brote de contento era por algo.
—o quizás fue cosa mía, no sé...
La sortija de tu pelo se me quedó enredada
por entre las sinapsis siguientes, la mañana entera, 
venía y volvía sin cesar la expresión de tus ojos,
un a lo mejor que se me cruzaba entre nervio y nervio,
un pensar de que no importan los perros —porque
nunca he tenido perros y se me hace cuesta arriba
tenerlos cerca— porque el amor siempre se impone,
un... no sé qué más pensar, quiero no pensar más,
estoy ya cansado, tengo que trabajar y quiero estar
en lo que debo estar...
Me voy a dormir con la esperanza de mañana, otra vez,
en el parquecito para perros que hay detrás del hotel
Alándalus, cerca del campo del Betis, sí, allí, hasta mañana.