Cruces por la luna llena,
Dolor en la noche fría.
Caminantes harapientos
Buscando van su destino.
Siete Vírgenes protegen
El alma del hombre herido,
Superviviente en la sombra,
De los pinares cautivo,
El llanto suena en sus troncos,
Es un lamento, y el eco,
Es la flor silvestre y pura,
Sin ser sembrada ha nacido.
La bruma de madrugada,
En las marismas las yeguas ,
Libres como el oro fino.
El lince acecha a su presa,
La jabata le da leche
A sus cinco jabatillos…
El Coto es la desnudez,
es belleza, aroma y trino,
allí los viejos “Atlantes”
adoraban a su diosa,
madre de los bien nacidos.
Paco José González