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Que Gobierne Ella.

Desde que yo gobierno mi tiempo, ordeno decretos de lo que me venga en gana sobre cómo he de vivir mi tiempo. 

Mi primer decreto fue suprimir los nombres de las cuatro estaciones del tiempo.

Los tres: El verano, El  otoño y El invierno pasarán a llamarse El (a secas).

Y su duración será desde que empiecen a caer la hojas hasta que las hojas vuelvan a brotar.

La única Ella, La primavera pasará a llamarse Ella (a secas).

Y su duración será desde que las hojas broten hasta que las hojas caigan.

Sin más, firmo y cumplo. Yo, El gobernador de mi tiempo.

Así que en cumplimiento de mi Decreto he decidido que Ella entre hoy en mi reino

y que haga su trabajo hasta que no le queden más ganas de hacerlo y las hojas caigan.

Durante esté Ella, Ella llenará de luz las sombras donde hiberna el resplandor.

Y las hojas y las flores regresarán a las ramas de los árboles y de las plantas y las abejas harán su trabajo.

Y yo Gobernador de mi tiempo, me rindo ante Ella.

Que Gobierne Ella. Yo gobernador de mi tiempo, la disfruto.