Pensativo, gentil, ilusionado
la belleza mi verso siempre encierra;
que demuestra que vivo enamorado
de los dones divinos de la tierra.
Cuando veo la flor de los trigales
y del río su cauce transparente;
de mi numen me nacen madrigales,
caudalosos, igual que su corriente.
En el trino precioso del canario
siempre escucho la dulce poesía;
trasmitiendo de fe su gran brevario
que me llena de luz y de armonía.
Si contemplo el manzano ya florido
con sus ramas bordadas de azahares;
yo me siento de amor el pecho henchido
recordando el \"Cantar de los Cantares\"
Al mirar de los lirios su blancura
me recuerdan del niño su inocencia;
que empapado de mágica ternura
es del mundo farol de transparencia.
Cuando siento las brisas de los vientos
que acarician mi frente soñadora;
me despiertan sublimes sentimientos
por la eximia mujer encantadora.
Y si miro volando por los llanos
los quetzales de hermosa majestad;
me recuerdan mis sueños espartanos
de Justicia, de Paz, de Libertad.
¡Y por eso a Natura la bendigo
pues nos brinda de vida tiernos halos;
siendo siempre del hombre el gran abrigo
con sus magnos y oníricos regalos!
Autor: Aníbal Rodríguez.