Duván Ocampo

AN AFTERMOON TRYST

«To hear with eyes belongs to love’s fine wit.»
(Sonnet XXIII, W. Shakespeare) 

 

Así te oigo, amor, así te veo.
Así te huelo, amor, así te leo.
Así te digo adiós cada vez que te encuentro,
Porque perderte y recobrarte, amor,
Es la única motivación que tengo…
Para seguir viviendo. 

 

Así te lo reitero, vida, así te estrecho,
En la extática cruz de mis brazos,
Cuando me miras de lejos.
Así me rindo, sol, a tus ojos de fuego.
Olvídate sin temor en mi reflejo…
Porque así te recuerdo. 

 

Hacia mí ven, sin nada más que el caparazón de tu cuerpo.
Sin historias veladas.
Hacia mí vuelve, amor, como vuelve el acierto.
Sin esta desazón de añorarte perplejo.
Porque de esta verdad mi alma está segura…
Cuando no estoy contigo, muero. 

 

Así ebrio voy, ebrio impasible.
Heredero de esta mortal desilusión de seguir vivo.
Prefiero la orfandad del amor al olvido. 

 

Quiero recomponer tu memoria.
Raptarte de mi pena
Hacia mi sacrificio.
Redescubrir.
Redirigir.
Redigerir
Tanto dolor. 

 

La pena no me alcanza para sentenciarlo. 

 

Estoy sentado a un lado del camino.
Veo pasar la vida lamentando mi pasado.
Te conozco como el frío a la lluvia cuando se apodera de tu piel. 

 

Desnúdate de tu libertad para vestir la mía. 

 

Si te atrapara, mujer, que sea para amarte sin medida. 

 

Mi envidia de tu nombre ajeno tiene un único propósito…
Compartir mi nombre innoble para despertar tu amor ignoto.
Para desadormecer tu mano con la nobleza del diamante.
Para reafirmar que en cada sí perplejo el fuego arde.
Para gritártelo de-una-vez-por-todas
Con mi promesa de amante. 

 

De rodillas te imploro… 

 

Quédate para siempre entre mi júbilo y mi enojo. 

 

No conocías, vida mía, el color de la dicha,
Hasta que te ahogaste en mis ojos.