GUILLERMO JIMENEZ PAVON

El abuelo

EL ABUELO

El que de pequeño aprende
Y no pierde el tiempo
De mayor será ilustre
En cualquier profesión
El que pudiendo no aprende
Cuando tiene tiempo
Será como ese buitre
Que come carroña con pasión


Con la mochila en la espalda
Que el pobre no puede con ella
Y a la escuela va cada día
Su abuelo le acompaña y guarda
Sabias lecciones le aconseja
Que escucha con gallardía


Pedro es imaginativo
Y bastante espabilado
Con muchísima atención
Al abuelo va escuchando
Que le cuenta historias
Y aventuras del pasado.

No hay cosa
Que les guste más a los abuelos
Que contar reales historias
Y ser escuchados
Por nietos, parientes,
Amigos y allegados.

Pedro se despide del abuelo
Pues al colegio han llegado
Ha penetrado en la escuela
Y en su pupitre se ha sentado
Sacando libros, lápices y acuarela
Y al profesor está escuchando.

A su abuelo
En la puerta ha visto
Corriendo hacia él
Se va tambaleando
Con esas mochilas
Que lleva pobrecito
Que como un burro
El pobre va cargando

Un beso abuelo
Y nieto se habían dado
Enciende un pitillo
Con mechero de yesca
Y para casa
Los dos muy contentos se han ido
Han llegado a casa
Y la mochila ha guardado
Ha cogido una buena taza
De leche fresca
Y en el microondas
Enseguida la ha metido

Mamá he calentado
Una taza de leche fresca
Y con cacao la he bebido
Muy bien cariño
Le ha contestado la madre
Y lentamente
A su querido suegro se acerca
Que en un sillón
Plácidamente estaba dormido
Y ella con una manta abriga,
Como al padre.

Se ha puesto un bonito
Pero viejo delantal
Y en la pequeñita cocina
Se ha introducido
Para prepararle la cena
A sus seres más queridos
Los cacharros se sienten
Sobre la cocina de metal
Y el hervir en el fuego
Aquel tan buen cocido
Para ellos está cocinando
Sus platos preferidos

Los platos sobre la bonita mesa
Están puestos
Con cucharas,
Tenedores y otros utensilios
La cena está preparada
Y llama a su hijo
Ella se pone triste
Al bendecir los alimentos
Se acuerda del marido
Y de sus seres queridos
Hace tiempo que murió
Y abraza al hijo.

Mamá no te pongas triste
Dice Pedro cuando la ve
Con los ojos húmedos
Y semblante abatido
Como puede resiste
El hijo se conmueve
El abuelo tiene tos
Del resfriado cogido.

Tú como has tenido el día
Había preguntado Alberto
Que para Pedro es abuelo
Y el suegro para María
Muy bien ella respondía
Hijo tráeme un cubierto
Para la sopa del abuelo
Que es tarde y se le enfría.

El abuelo cuenta historias
Para animar el ambiente
No quiere melancolías
El abuelo cuenta historias
Para que cambie el semblante
Y ella viva con alegrías
El abuelo cuenta historias.

El abuelo está contento
Ve como con sus ocurrencias
María deja de estar triste
El semblante se le ilumina
El abuelo está contento
Y se acerca con arrogancias
Al nieto que María viste
Peina y le echa gomina
El abuelo está contento.

María recoge los platos de la mesa
Cubiertos y demás utensilios
Los ha metido en el lavavajillas
Y cansada se sienta en el trersillo

Ella con lágrimas en los ojos
A su hijo acariciaba
Que plácidamente dormía
Y un silencio se producía
Que sólo era interrumpido
Con el arder de los leños
Sus mentes estaban muy lejos
Y el sueño les abrumaba
La madre en brazos lo cogía
Y buenas noches le decía
De su suegro se despedía
Deseándole felices sueños.

El abuelo al día siguiente
Era el primero que se levantaba
Encendía con leños un gran fuego
Con amor el desayuno preparaba
María bajaba muy sonriente
El olor del desayuno la alegraba
Se sentía muy feliz con su suegro
Que dándole un beso las gracias le daba.

Bajaba las escaleras tan contento
Se sentaba en la mesa ovalada
Pedro tu abuelo está molesto
Decía la madre y le regañaba

Qué apetito estoy hambriento
Este desayuno es una pasada
Gracias abuelo por todo esto
Decía Pedro y un beso le daba.

El abuelo está muy contento
A su nieto sirve una tostada
Le agrada tanto lo que ha puesto
Que de la mucha alegría lloraba.


La comida que hay que hacer más fuerte
Es el desayuno
Pedro todas las mañanas
Hay que cargar bien las baterías
Con este desayuno las tendré
Que bien cargada todo el día
Bueno Pedro ve terminando,
Aunque soy inoportuno
Mira la hora que es,
Y luego no me vengas con correrías
Pedro daba un beso a su madre
Y de ella se despedía.

G.J.Pavón