Hiver

Círculo infinito

Qué ves amor en el ala de la noche…

si no, la esclava libertad de su destino;

así como en la carne, la pluma del candado,

de nuestro único y atormentado esqueleto.

¡Ah…Eleuterios míos!

qué harán con esos gramos de vuelos,

escapados de las colmenas del hierro,

cuando las trenzadas cuerdas de la luz,

agonizan de terror y de dulzura,

delineando las suaves manos de la rueca.

No hay una vara para medir,

el llanto arrodillado eternamente entre los átomos;

ni tijeras para besar el círculo infinito que navega,

en azul desnudo entre los astros.

Qué hay después de la cruz y su tormento;

si no los Cristos de los clavos,

volviendo con la tierra hacia la tierra;

hacia la nueva levedad de la materia…

Hay una frontera indecisa en cada vuelo

y en cada huella, una herida destetada del silencio.

El sino en el cortejo de la sangre,

es un carrusel oscuro y subterráneo encadenado

a la perfecta geometría de sus cauces.

Cada beso es prisionero de otros labios,

y el latido, de las rejas de los pechos.

La lengua es un Ícaro inconcluso,

cuando el verso libera su naufragio…

La libertad es un pájaro desnudo,

plantada a golpe de martillo y de caricia,

en el celeste tranvía del destino

y en el círculo infinito de las almas.

 

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