El amor, es algo que no se llega a entender del todo, es una droga del todo satisfecha, pero… cuando esta termina, es el peor de todos los dolores; nos hace débiles, sumisos, nos rompe en tantos fragmentos que es casi imposible ser reconstruidos. Sangramos tanto que el dolor persiste a través del tiempo, inclusive aun cuando creemos que ya hemos sanado. Nada quita ese dolor, solo creo yo, aprendemos a vivir con él, a sobrellevarlo y a cargar con él. Pero, ¿no hay felicidad sin dolor? no hay aprendizaje sin caídas, ensayo y error, así consecutivamente hasta, poder si, bien nos va, llegar a conocer a alguien que cure las heridas que no razgo, que pegue los fragmentos que no rompió, que tome la mano que no soltó. Siento que esos amores, aunque a veces pasajeros, dejan una huella digna de ser contada, y otros se hacen recuerdos que no debe uno ni si quiera volver por ellos, solo hay que dejarlos que se pierdan.