Juan E. Rôdeur

OJOS DE NOCHE

¡Oh mía! -mi confidente-
has de saber que tantas veces
mi entrecejo se frunce
y mi ceño evidencía mi descontento
-en ocasiones el mutismo es mi bandera-
y hay tantos momentos que las palabras
de mi boca salen en forma de entes
que se truecan en sarcasmos
-proliferación de improperios y denigraciones-

los rostros portan fuego de atropellos
y en las palabras nace un río de agresiones
-en mi mente misma hay un monstruo
que me martilla el cerebro
y aparecen fantasmas que bailan
al son de momias en cementerio-

imposible emitir expresiones de miel
si mi dicción está envuelta de sangre
-es mi canto un cúmulo de sombras
y mi numen un bulto que se sumerge en lo inerte-

¿cómo cambiarme por otro
o cómo huir de mí mismo?
es hasta cómico soñar
que sano repentinamente de mi neurosis
con el acceso al reino de los felices

no es inmediata mi cura
cuando ha sido eficaz el veneno
-ese que una escultura viviente
me entregó en sus besos:
ella tenía tus mismos labios de fresa
y tus mismos ojos de noche-