Raiza N. Jiménez E.

Espejismo del Cupido.

Me ha visitado un gracioso Cupido.

¿Cómo, llegó el varón, hasta mi vida?

Con el corazón de pasión henchido

y una linda rosa en la solapa ceñida.

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¡Señor, era un cupido en la ventana!

Sólo, en los grandes pintores, se ven.

Este era el cupido hecho un hombre.

No de los pintados en las campanas.

-*-

¡Santo Dios!, no dejaba de alarmar,

a los que, por allí, alegres paseaban.

Y vecinos confusos vinieron a llamar.

Era increíble, ellos con él, cantaban.

-*-

Al sentir la bulla a la ventana yo corrí

y me llevé gran sorpresa era un Ángel.

Diantre, ni siquiera de ello yo presumí.

Y de pronto se nos unió un tal Arcángel.

-*-

Dios que confusión, este era un hombre,

Señor, quién es Ud., inquirimos en coro.

Si Ud., es Rosa, yo me vine por su nombre

a pedirle casorio, con pasión y con decoro.

-*-

¡Ah, caramba, y yo que me había hecho ilusión,

con el Cupido, que me canturreó la canción!