Alejandro José Diaz Valero

Entre copa y copa

Fe de errata: Donde dice copas, léase “coplas

 

Un ejército de orugas

al mirar su seda rota

partieron todas en fuga

con alas de mariposa.

 

Está cayendo la tarde,

la noche ya se avecina

y comienza a hacer alarde

el frío de la neblina.

 

Dos traiciones viví ayer,

y casi que ni resisto:

me abandonó  mi mujer

y mi perro me dió un mordisco.

 

Vi salir a la tortuga,

vi salir al caracol,

ambos saliendo madrugan

y regresan al caer el sol.

 

Te di mis tardes calladas

saturadas de arreboles,

tú me diste tu alborada

con rocío de tus flores.

 

La vaca lloraba con  la urraca,

y El zamuro con el canguro

nadie comenta lo que pasa

porque saben que fue duro.

 

Hoy me dieron libertad

y no estoy feliz por eso…

Del pueblo hasta la ciudad

seguro me meten preso.

 

Desde que tengo memoria

eso no ha cambiado nada,

con papas y zanahorias

siguen haciendo ensaladas.

 

Yo no entiendo a las modelos

de pasarelas laureadas,

ahora se planchan el pelo

y andan de  ropa arrugada.

 

Era tanta mi  hambruna

aquella noche callada,

que quise comerme la luna

que en el cielo fulguraba.

 

La verde rana baila con la iguana

y el león con el camaleón

como hay una fiesta en la sabana

 todos buscan diversión.

 

El caimán con el orangután

y el grillo con el zorrillo

cantando juntos están

con micrófono de cintillo,

 

Cada vez que mi vecino

habla en su apartamento

recibo sin desatino

la acidez de un mal aliento.

 

Mi hijo quiere comer

y todos buscan comida

pero si yo quiero beber

no veo la misma acogida.

 

No he visto sardinas gordas

sólo sardinas flacas,

por eso las cogen todas

para venderlas en lata.

 

Mi cerca tiene ladrillos

para darme protección

junto a los fuertes ladridos

de mi perro cuidador.

 

Yo le debo al bodeguero

el pago de mi quincena

si no me pagan ligero

voy a quebrar la bodega.

 

Ayer me dieron el dato

allá en el bar de la esquina

que hay un nuevo candidato

que a las fiestas te convida.

 

Salí a prisa de mi casa

directo a la oficina,

sin ponerme la corbata

las medias ni la pretina.

 

Salí en el tiempo exacto

y era ya tanto el stress

que hasta los pobres zapatos

me los había puesto al revés.

 

Las avispas y las abejas

con su cara de parampampin

parecen que juntas festejan

bailando allá en el jardín.

 

Llegue tan poco elegante

que al verme con esa facha

el jefe me dejó cesante

y mi novia me rechaza.

 

La inspiración no se agota

pues sola se multiplica,

por eso me salen coplas

y eso a nadie mortifica.