Juan Manuel Hernández.

Un recuerdo y un amor sin adiós.

 

La vida es confusa, me dijo hace un tiempo.
Pero no fue en ese tiempo, cuando empecé a tomarla en serio.
Y cuando empecé a hacerlo ya se había hecho tarde.

Cada día me escribía una carta
Me dejaba marcado un beso en cada mejilla.
Su simple sonrisa hacia de mi día de mierda, un poco mejor.
Tomar su mano pálida me calmaba,
Oir su voz me transportaba a un mundo imaginario.
Dónde nada importaba, donde solo éramos ella y yo.

La vida es confusa, en ocasiones me repetía.
Y yo, metido en nuestro mundo, no lo comprendía.
Su compañía tan perfecta es único que me importaba.
Atraparla entre mis brazos hasta que se quedase dormida.
Ver su rostro plácido descansar.
O al menos, eso parecía.

La vida era confusa y ella lo sabía.
Me concentré tanto en lo nuestro que olvidé que ella existía.
Incluso, hasta de mi propia existencia.

Amaba cada detalle de ella que olvidé en corresponderla.
Me centré en sus ojos, y no en sus señales.
Si tan solo hubiese leído entre líneas
Notaría que su sonrisa era fingida.
Que su Te Amo, en realidad era un mensaje de auxilio.
Que así como yo la necesitaba.
Ella también a mí.

Si tan solo la hubiese amado como ella a mi.
Si tan solo hubiese dado, en vez de solo recibir.
Nuestra historia de amor tuviera su \"Para siempre\", y no su \"Para qué\".

La vida es confusa, ella lo dijo.
Y yo no la entendí.
De haber leído entre líneas,
Yo sería su ruta de partida
Y quizás, ella no hubiese buscado ese final.
Tomado esa salida...

 

Juan Manuel Hernández.