Raul Gonzaga

Esa dicha de ayer, de pasión tan ardiente

Hoy quisiera arrancar tu recuerdo del alma
Y olvidar ese amor, que tan solo dejó
Una herida que mata, por dolor que forjó
Un veneno mortal que acabó con mi calma;

Hoy te lloro en silencio, este llanto constata,
Cuán dolió y me dañó esa ingrata traición
Que muy lento tumbó la falaz ilusión,
Con la daga y traición, que a mi ser desbarata;

Venga el fin de mi vida, nada puedo temer,
No hay castigo mayor a perderte por siempre;
Derrotaste mi esfuerzo, derrotaste el placer

De quererte entregar toda mi alma y mi mente;
A pesar del engaño, siempre te agradeceré
Esa dicha de ayer, de pasión tan ardiente…