Al Duborg

Corazón, hazme un favor…

 

A la playa no llega el oleaje…

Como el céfiro en las viejas palmeras.

Eres guardián que deja el patrullaje,

y enciendes tu linterna a las quimeras.

 

Tú, disipas las dudas del celaje

cuando una nube gris se fue de veras,

y en la confianza esperas, un buen viaje.

Cantará el corazón… si en él vertieras

 

un piélago de amor sin tus reproches

y una gloria repleta de “centellas”.

Se igualarán los días con las noches

 

y se apagarán todas tus querellas.

Instala corazón ávidos broches

para ajustar al cielo mis estrellas.