raul alfredo

Sam...( Dios te escucha)

En la solitaria casa del ser residía el alma, habituada a vivir sin compania,

despertando cada mañana en el atardecer de los días,

dando la espalda a la utopía, a los sueños e ilusiones de felicidad compartida,

con las persianas bajas, con los ojos vacíos y la mirada perdida,

un viaje por rutas desiertas, a la orilla flores de estación, que solo en primavera florecían,

la melancolía se rebautizo, se llamaba costumbre y el correr del tiempo no se percibía,

la paz del paisaje, un puñal de fría tristeza, coros de cigarras abrazando y acunando angustias en las horas que morían,

un viaje por rutas desiertas, con recuerdos de inseguridad y miedos, con desilusiones que vieron ahogar a los sueños,

pero nadie viaja hacia ningún lugar, todo comienzo tiene final, cada origen un destino,

quien podría imaginar, no hay vidente, ni gurú, que pudiera ver llegar,

a la magia celestial del ser supremo, al milagro que traía tu mirar,

a la casualidad mas causal, al mayor de los motivos por el cual todo lo vivido cobra sentido,

luz que quita por siempre de las sombras y hace de añejos anhelos una dulce realidad,

la de vivir por siempre, bajo el manto del sagrado sentimiento  ¡ que no sabe de par!