Jose Luis Posa Lozano

LOS BARROTES DEL OLVIDO

 

 

Ni te dejé ni me dejaste, fuimos

separándonos a golpes de silencio

cada uno en un iceberg desprendido

de la gélida morrena del hastío.

 

Pensé un instante arrojarme al agua,

vencer el hielo que nos separaba

y subir a tu isla solitaria,

pero tuve miedo y me quedé sentado

sintiendo cómo te ibas alejando

y te perdías en la helada niebla.

 

Pude gritarte, pedir que me esperaras

que empujaras hacia mi tu islote,

más me quedé mudo, inerte y anulado

acurrucado en mi mortal ceguera.

 

Hoy que solo, aterido y desolado

sueño y añoro tu cálido regazo,

rompo mis dedos contra los barrotes

que me velan la luz de tu recuerdo,

y poco a poco me hago más pequeño

y poco a poco pierdo hasta tu llanto

hasta el último brillo de tus ojos

y el sabor de tus besos tan amados