«HASTA LA MEJOR PERSONA SE CANSA DE MOVER MONTAÑAS, POR QUIEN NO MUEVE POR ELLA NI UNA PIEDRA »
Amanecía.. abrió los ojos con pesadumbre , una interrogante percutía su sien...
¿Qué comerán hoy mis hijos?.
Con pasos cansinos se dirigió a la cocina, al menos tengo café - se dijo - ;
Sabiendo, abrió el refrigerador, un triste pomo de agua congelada, se burló con indiferencia.
Escuchó un leve quejido y una tos persistente ;
se encaminó a la habitación del más pequeño, le tomó la temperatura y la alarma le crispo el rostro.
Trabajaba como enfermera en un pequeño hospital de la ciudad, a varias millas de distancia del humilde hogar, vivía con sus dos hijos, y un pequeño gato.
Un esposo ausente desde hacía años , falleció en un accidente laboral y la exigua pensión que recibió, junto a su lamentable salario, apenas le daba un respiro a su precaria situación, en un país que se caía en ruinas.
Consternada se dirigió al pequeño altar de sus creencias, vestigio de un tiempo de bonanza. El marchito ramo de flores, le aumentó su desaliento...
Realizó el sencillo ritual de cada mañana y levantó su cara, cerrando los ojos , pensó, Dios mío hasta cuando...
Buscó su monedero, apenas le alcanzaba para el ómnibus, el dinero que le quedaba.
Recordó la sortija antigua de su abuela, única prenda que quedaba en su joyero, pletórico tiempo atrás.
La joya era valiosa, si la vendía, le alcanzaría la ganancia para el medicamento, comprar algo de comida y si acaso poco más. Era una insignificante señal de esperanza, tomó la decisión.
Ya en el lavado, miró su reflejo , 35 años, pero la imagen ,que le devolvía era lúgubre y sombría, el rostro de una anciana.
Reaccionando , en un santiamén se desperezó y cuando estuvo lista, tomó sus cosas y salió a la calle.
Atrapada en la diaria vorágine incomprensible y persistente, avanza con paso raudo a batallar, otra jornada más, contra el infortunio de haber nacido , en un lugar, donde se desayuna con apatía y se erosionan día a día las esperanzas.
«EL PROGRESO ES IMPOSIBLE SIN El CAMBIO Y AQUELLOS QUE NO PUEDEN CAMBIAR SUS MENTES, NO PUEDEN CAMBIAR NADA.»
George Bernard Shaw.
Yazmín González Guirado
La Habana Cuba
Meigajaz
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