Despierto junto a la Luna,
-ninguno puede ver al otro-
ella por encima de una lluvia noctámbula
y yo aquí tras las paredes,
entre difíciles redes.
(No adrede sucede un temporal 
mientras el poema acontece.)
Ahora las noches son como 
una enorme roca negra 
que no termina de atravesar.
Lejos, en otro lugar 
-ni siquiera mío-
busco tus labios 
sabiendo 
que no los voy a encontrar
lo sigo haciendo.
          Empieza por aparecer                               el amanecer                                 por un momento me exalté        te ví junto a mi lado en la cama,
juro que lo ví,
pero apenas fue la frazada 
que había tomado 
por incógnita coincidencia
la forma de tu cuerpo. 
Si alguien lo hubiera 
atestiguado
diría que no es tan grande mi locura. 
Cuántas lunas hemos visto
aunque haya sido siempre una
pero hoy 
juntos 
ya ninguna.