Leoness

Hace tiempo, en este mismo lugar…

Hace Tiempo, en este mismo lugar

mi existencia tuvo de suerte

encontrar un amor, aunque pasajero,

lucido en ardor, ilusión,  pasión…

 

Adoraba cada palmo de su cuerpo

anhelaba cada encuentro, lascivo,

susurraba comprometido sentimiento

a mi bella y tierna Marquesa.

 

Aunque yo era diez años más joven,

parecíanme sus encantos, de doncella,

maternal, jadeante, deferente, seductora,

incapaces, de separarnos un minuto.

 

Quiso el devenir decretar en trance,

aislando nuestras vidas, olvidando

cuanto habíamos alcanzado, juntos,

indiferencia, ingratitud, distantes…

 

Hoy, después de media vida,

la Marquesa, ya fallecida,

he vuelto a recordar, mis antiguos

paseos y escarceos, junto a ella.

 

La mansión, ya vieja, los tejados

deformados y deteriorados; los balcones

envueltos en nidos de golondrina, las puertas

reventadas, rotas;, las altas hiervas

esbozan líneas verdes las escalinatas,

los herrajes oxidados corroídos.

 

Luna, invierno, sol, verano hieren

las ajadas maderas, deformados tablones

carcomidas pinturas, enmarañada vegetación

en otro tiempo frondosa.

 

Un sombrío silencio, agitado por

los pájaros, por el viento que bate

hojas de árboles abandonados.

 

Las paredes heridas con mano invisible

de escritos y símbolos irrespetuosos.

 

Deslustre de la celeste llama 

surcando, horadando, profanando.

 

La giralda ya herrumbrosa, gira al viento

rechina en un gemido sepulcral

la evocación del amor cercenado, Marquesa.