Ben-.

Noche cercada-.

I-.

 

Incidir noche crepuscular

eterno rodar de sentimientos bajos

ampuloso derrumbe por los ministerios

recta exigente de curvatura improbable.

Yo mantengo el hilo conductor

la nieve apelmazada en los arcos invariables,

las manoseadas manos de un sucedáneo fragmento,

donde dan cobijo y refugio el tuétano sobrante.

Procuro la navaja oxidada el cierre de cremallera

la oportuna valija que ofrenda el avicultor

esa llamada de abejas fortuitas en el acaecer desterrado.

Derribo mitos busco formas las cristalinas aguas

acometen su espurio viaje, contaminan mis secretos,

acontecen en amaneceres en estatuas isleñas.

Yo mantengo la guadaña, su impacto sobre ciudades,

la rosaleda ornamentada el precipicio fundacional,

y me alimento de viejas orquídeas que han sido nutridas

por sus semejantes.

 

 

II-.

 

 

Donde las maletas se contagian de puro acero

y buscan los silogismos siglos de abastecimiento

lloran las estaciones con su frenesí ecléctico

lamen mis botas los carpinteros de la ciudadana clase.

En esas ánforas de líquido elemento

de búsquedas insaciables y tormentos incalculables

la incierta llama de un cenicero, el toque de atención

sobre los semejantes avisperos contiguos.

Ahora un siglo posteriormente hablando

se aventuran los antiguos consejeros, más cifrados,

ecuménicos, dotados de gran iridiscencia, con su dicción

de particulares herméticos.

Donde la maldad se encuentra con su llama de oxígeno.

 

 

III-.

 

Luna insaciable

castigadora de gatos y animales,

relumbre de parques inciertos,

brusca inapetencia de tentadores pusilánimes.

Oh luna donde se derriban

los amores petulantes, las alianzas

sin porvenir, comen polvo los alcotanes.

Acostumbro a observarte, lenitivo

para desesperados, y olvido el nombre,

y el adjetivo, mi apellido concomitante.

 

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