Alfredo Saez

-Se fue-

 

 


Marchó veloz con paso huidizo,

cada salto un  brioso leve brinco

huellas livianas que dejar no quiso

salvando espinas y púas con ahinco.

 

No eran sus apuros costumbre

por silvestres y fatigantes marañas

y menos ausente la lunática lumbre,

imperio vegetal de rediles arañas.

 

El laberíntico negruzco camino

cruz de los pastizales montaraces

fatal marcaba su ya electo destino,

sin miedos  ni protectores disfraces.

 

Ella lo encontró columpiando después

-baqueana  de ricos recuerdos  su amada-

violáceo tajo ya seco,sangrante adánica nuez…

y una carta barroca de pistas que no dicen nada.

 

¿Cobarde o valiente al extraño un joven suicida?

interrogantes que buscan tantos clanes ansiosos,

sentencias frívolas en el mero andar de la Vida,

prisión o libertad de todos los seres necrosos…