Tráiganme rosas
de poesías viejas.
No se trata de
entenderla, sino
de entendernos.
Escriban una oda
para calmar al
triste averno.
¡Bailen!
¡Compartan
sus cabezas!
El arte llega
a quién le
pertenece.
Entonces
¿Cómo hallaremos
nuestros ecos, cuando
seamos huesos y sal?
¿Cómo seremos alcanfor?
¡Abran el cuerpo!