Perdido en la urbe, caminando cual esfera sin existencia, adorno las aceras con una sombra inerte.Mi cabeza murmura en silencio con las voces que responden a ese silencio.Yo no me distraigo en las ondas del tiempo.. es que mi cuerpo se adormece tiritando en el cálido frío que su cuerpo esconde.
Yo no me muero en las esquinas ni peregrino las ausencias ni ansío el verde de las primaveras. También el frío que arruga mi piel, es la vida que su alma me ofrece.
Yo no atormento a mis retinas con la oscura sombra de mi cerebro, es que el mundo desaparece, invisible acomete tentaciones, se desvanece ante mis suspiros cuando mi cerebro oscuro y mi sombra inerte, miran por la calle cual esfera inexistente y no consigo ver ni su rostro ni su nombre, ni su forma ni su piel.. ni la esfinge sagrada que me asegura su presente.