Raiza N. Jiménez E.

TUS BESOS FUERON MÍOS.-

Quiso la vida de besos rosa marcarme

y envolverme en la vena de tus versos.

 Y yo que  acariciaba la hora de marcharme,

estoy acá, ahora, para acariciar tus besos.

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Presentía que eran unos besos de mentira,

los que tú, al final me ibas a dar.

Sé que tu alma contra tí y contra mí  conspira.

También, yo sé que tú me quieres besar.

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¡Te lo he dicho, no tienes que hacer nada!

Vente y vámonos a nuestro deseo pasear.

Quizás mi alma hoy de mí y de ti se apiada

y quizás, quizás, yo me entregue a tu besar.

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Te he dicho: que no seas tan desconfiado.

Mira, que yo soy una persona de fiar.

Con tu actitud, ya simulas a un porfiado,

que se aleja, porque no puede confiar.

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¡Sabes que, mis besos no son de nadie

y no me escondo, para qué lo voy a negar.

Te quiero, pero, busco a alguien que irradie.

A lo mejor, por uno plantao, me dejaré besar.

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Ante tantas dudas, una cosa a ti te digo:

mis besos son míos y yo no los vendo.

Te pido que no te pongas de mendigo,

porque vengo un día y te sorprendo.

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¡Sé que, nada más ayer, tus besos eran míos, 

hoy, nada tengo y siento por tí, un vacío sombrío!